De la soberanía del pueblo a la soberanía del consumidor

Acabo de ver en el programa del 30 de enero de 2021 de Para todos la 2 una entrevista a Santiago Niño Becerra, en la que comenta, a la luz de su último libro, hacia dónde puede ir el capitalismo. Con corporaciones cuya capitalización supera con creces el Producto Interior Bruto de varios países (alguno incluso de tamaño medio), que emplean a millones de personas, se preguntaba Niño Becerra qué poder tiene la papeleta del voto que otorgamos a nuestros representantes políticos. ¿Dónde reside el poder actualmente?

Las corporaciones toman decisiones económicas que condicionan aspectos sociales y de convivencia. No quiero entrar en la polémica de la fabricación de vacunas y venta al mejor postor que está acaeciendo estos días, pero podría ser un ejemplo al caso.

En el mismo reportaje se incluyen una serie de cortes que he interpretado como un cierto contrapunto, del filósofo Edgar Straehle, con una línea argumental más centrada en cómo podemos luchar contra las desigualdades. Srtaehle ha hecho referencia a cómo en 2020 la movilización de usuarios de Facebook sirvió para frenar el cambio de políticas de (falta de) privacidad que quería imponer la empresa. Algo parecido a lo que ha ocurrido estos días pasados con WhatsApp, otra empresa del grupo.

Parece que tiene sentido empezar a hablar de hacer política con nuestro consumo, pues para el capitalismo, es lo que somos, unidades de consumo. Decide lo que compras o por el servicio que pagas y estarás favoreciendo a uno u otro poder. Al menos mientras haya varios poderes a nivel de corporación.

Si unimos a lo anterior que «el consumidor, unido, jamás será vencido», creo que podemos tener algunas de las pocas claves para tratar de oponerse al aparentemente imparable ascenso de la desigualdad a nivel global y local.

Así que a consumir responsablemente se ha dicho ;-).

Gestionar sin miedo

Llevo varios meses dándole vueltas a qué puedo aportar desde este sitio web a la situación tan inaudita que estamos viviendo. Tras el primer confinamiento he leído mucho acerca del teletrabajo, la gestión por objetivos, la gestión del cambio, la aceptación de la realidad, la realidad líquida,…

Sin embargo, no se suele hablar del miedo. Todos tenemos miedo, está claro, y más en estos tiempos: a la enfermedad, al sufrimiento, a la muerte. Puestos a enumerar los miedos, es cuestión de seguir escalando en la pirámide de Maslow e irán apareciendo cada vez miedos más «sofisticados»:  a la inestabilidad económica, al cambio continuo, al rechazo o falta de reconocimiento,… habrá hasta quien tenga miedo al reconocimiento… :-P.

Sin querer profundizar en las raíces psicológicas del miedo (de hecho no sabría hacerlo), la mayoría de las personas admitimos que es necesario. Se trata de una emoción básica que nos hace estar alerta cuando existe un peligro, y tomar decisiones en momentos decisorios o críticos. Pero no podemos tener miedo siempre. Rectifico: sí podemos, no debemos. El miedo provoca estrés, y el estrés, en última instancia, nos hace enfermar a niveles que no solemos tener en cuenta hasta que nos pasa.

Por no hablar de que, al pensar y actuar presas del miedo, nos volvemos más egoístas (tiene su explicación en términos de supervivencia) y menos empáticos. El miedo suele sacar lo peor de las personas.

Vale, está bien, pero, ¿Cómo gestionamos sin miedo? ¿es posible, en un entorno tan «catastrófico» (sic) como en el que (aparentemente) vivimos? Se me ocurren algunas pautas, por si pueden ayudar:

 

  • No es necesario acudir a los informativos para estar al día. De la noticia hasta lo que la acompaña (el morbo, los mensajes subliminales, el espectáculo para ganar audiencia, la denigración del que no piensa igual) hay un gran trecho que no suele aportar nada. En mi caso, dejé de prestar atención a las noticias hace varios años, salvo excepciones puntuales. Piensa que lo que te interesa realmente te llegará por una u otra fuente mucho más amable y directa que los medios de comunicación de masas: un amigo, un compañero, un familiar,… y lo verdaderamente importante (la enfermedad de un ser querido, las buenas notas de un hijo, una subida de impuestos, la boda de un amigo, una restricción de derechos,…) lo sabrás cuando te toque.

 

  • Evita el «cabeceo catastrófico». En la mayoría de las conversaciones el tono suele ser catastrófico, sobre todo al inicio. Y no solo en tiempos de epidemia; el sufrimiento suele copar gran parte de los comienzos de toda conversación: vaya calor, no llueve como debería, están las cosas fatal, es lo que nos ha tocado… ¿reconoces estas frases? El reto es contraatacar con un comentario amable o disuasorio, o al menos no «cabecear» asintiendo ;-).

 

  • Haz un esfuerzo para ver la parte buena de cada cosa; todo lo tiene, hasta para aprender de un error o una desgracia. Te mirarán mal, porque no está de moda ser optimista, pero tú a lo tuyo.

 

  • Sonríe. Verás lo divertido que es ir llevando la contraria a la mayoría de las personas :-D.

 

  • Piensa «¿Qué es lo peor que puede pasar?». Ésta es la pregunta más poderosa que he aprendido a usar en mi día a día. Si te fijas con detenimiento en tus propias respuestas te auguro grandes momentos de diversión. Y sobre todo, de relativizar situaciones.

 

Estas pautas, aparentemente para un uso personal, son ampliamente extensibles a tu día a día laboral. Puede que no te convenzan. Puede que lo consideres algo banal, o demasiado sencillo para combatir la pesadumbre que pesa sobre todos nosotros estos días. Te diría que probaras, que lo intentaras… al fin y al cabo, ¿qué es lo peor que puede pasar? ;-).

 

Pararse a celebrar

Tras sobrevivir a las recientes fiestas navideñas, me apetece comenzar este año 2020 hablando precisamente de celebraciones.

Y es que hay que pararse a celebrar las cosas. Hace unos días me sorprendí dando este consejo a una compañera que está inmersa en un proyecto de dos años de duración. Se trata de un proyecto estratégico para la organización, no exento de presiones, intereses cruzados, falta de recursos… y menos tiempo aún para ejecutarlo.

Y para colmo, hasta dentro de aproximadamente dos años no finalizará, pues los plazos son dilatados. Ante la conclusión de la primera de las muchas etapas del mismo, con una tasa de errores menor de la esperada y ejecutada en el tiempo previsto (en ocasiones anteriores se había dilatado esta fase mucho más), fue cuando mantuvimos la conversación.

Debemos permitirnos celebrar los éxitos intchecklist-154274_960_720ermedios, no sólo los finales. No se si conseguí transmitirle la idea y que la interiorizara, a tenor de la expresión que observé en su cara. Y decía al principio que me sorprendí, porque esa misma cara (o alguna similar) sería la que puse yo cuando me lo dijeron hace ya tiempo.

La interlocutora fue una amiga que había estado trabajando en el mundo anglosajón más de una década, en el entorno de una gran multinacional. «Los españoles no estamos acostumbrados a dar las gracias cuando nos halagan, ni  a celebrar los éxitos de cada día»- me dijo.

Inmediatamente lo reconocí. Me ruborizaba cuando alguien me felicitaba por un trabajo bien hecho, y solía deflectar con alguna frase del tipo «Tampoco es para tanto» o «Sólo hago mi trabajo».

Hay que pararse a celebrar. Cada día me lo repito, y lo repito a quien creo que le puede servir. La crítica la manejamos bien, la auto-crítica también. En el mejor de los casos, sustituimos «error o debilidad» por «oportunidad de mejora». Pero celebrar, en mi opinión, sigue siendo una asignatura pendiente.

Celebremos más :-D.

El cambio generacional no es un problema de Gestión del Conocimiento

Vale, lo reconozco, llevaba tiempo sin escribir y necesitaba un titular «amarillista» para llamar la atención ;-).

Más allá de la broma, traslado a este artículo las reflexiones tras una conversación mantenida hace unos días con mi jefe, Juan Carlos González, que fue quien me hizo abrir la mente. Y es que, desde la disciplina de Gestión del Conocimiento en la que trabajo, el cambio generacional de las administraciones públicas -de la Junta de Andalucía en particular, que es donde presto mis servicios- es un tema que llevamos trabajando desde hace dos años.

El cambio generacional no es un problema de Gestión del Conocimiento. En efecto, lo que hay que resolver con una buena gestión del conocimiento son los efectos que provoca el cambio generacional que se nos viene encima, no el cambio generacional en sí mismo. Es decir, la gestión del conocimiento no debe dedicarse a resolver el problema de jubilaciones masivas sin reposición, o de si el perfil de las nuevas incorporaciones es el adecuado para las necesidades de la organización.

Mediante una adecuada gestión del conocimiento, lo que sí se puede hacer es, entre otras cosas:

  • Identificar el conocimiento crítico de las unidades, y plantear planes de acción en función de dicha criticidad.
  • Evitar o disminuir la pérdida de conocimiento que provocan las jubilaciones masivas. Obviamente hay conocimiento que es bueno que desaparezca de la organización (vg, vicios adquiridos).
  • Transmitir conocimiento y valores a las personas de nuevo ingreso, acorde con las necesidades a corto y medio plazo de la administración.
  • Crear entornos favorables (físicos, estructurales y funcionales) para compartir el conocimiento (tácito e implícito) de manera fluida.

 

Y dicho todo esto, el próximo día 24 de septiembre hablaremos mucho de cambio generacional en la II Jornada de Gestión del Conocimiento. Oportunidades para transformar la Junta de Andalucía.

También hablaré de cambio generacional en el próximo Congreso Novagob (Sevilla, 16 a 18 de octubre). Eso sí, como podréis intuir, con una nueva perspectiva :-D.

Mi presentación en #CNIS2019 sobre Gestión del Conocimiento en la Junta de Andalucía

portada_present.pngLos días 26 y 27 de febrero se ha celebrado en Madrid el Congreso Nacional de Innovación y Servicios Públicos (CNIS), uno de los eventos más importantes para conocer el estado del arte de la innovación en las administraciones públicas españolas.

El día 27 por la tarde he tenido ocasión de hablar de cómo impulsamos la Gestión del Conocimiento en la Junta de Andalucía.

Os dejo aquí mi presentación: 20190227_Gestión_del_Conocimiento_CNIS

Creo que la organización va a colgar los vídeos de todas las presentaciones, así que si estás interesado/a en verla, permanece atento/a a la web del congreso: http://www.cnis.es/

Hasta pronto

Baeza, KM0 y nuevos proyectos de Gestión del Conocimiento

Los pasados días 25, 26 y 27 de noviembre hemos llevado a cabo desde el Instituto Andaluz de Administración Pública (IAAP) el lanzamiento de la segunda edición del programa Embajadores/as del Conocimiento, tras una primera edición piloto con resultados muy satisfactorios de la que ya hablé en este post.

En esta ocasión se han seleccionado a 30 personas funcionarias (de 105 solicitudes) que, de manera totalmente voluntaria, han querido participar en la realización de proyectos de gestión del conocimiento transversales para toda la Junta de Andalucía.

El formato elegido ha sido en esta ocasión una formación residencial de dos días (comenzando un domingo, que ya tiene su mérito) de carácter participativo, muy inspirada en su diseño en las prácticas del art of hosting. Todo ello ha ocurrido en el marco incomparable de la ciudad de Baeza (Jaén), en las instalaciones de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).

Desde un «speed meeting» nada más llegar, para que las personas, venidas de diferentes provincias de Andalucía y con una gran diversidad de áreas funcionales, edades, competencias y conocimientos, rompieran el hielo, hasta la elaboración de un primer canvas de proyecto, pasando por un World Café sobre la gestión del conocimiento o una Plaza de las Embajadas (prometo compartir más adelante el documento de cosecha de esta formación-acción, donde se expliquen las metodologías empleadas y todo lo aprendido), la convivencia ha arrojado el cumplimiento con creces de los dos objetivos fundamentales para la que se diseñó: crear una comunidad con un fuerte compromiso y vinculación, y lanzar proyectos de gestión del conocimiento.

El KM0

Debemos a Manel Muntada, en el entorno de las comunidades de práctica, el concepto de «momento cero» como ese compromiso previo con un proyecto por parte de los integrantes de un grupo impulsor. Lo hemos adoptado y adaptado a nuestros proyectos de gestión del conocimiento, con el consiguiente juego de palabras que acompaña al kilómetro cero en la vida de los proyectos (KM0: Knowledge Management 0). En nuestro caso, lo hemos formalizado con la construcción conjunta de un CANVAS de proyecto y su presentación al resto de grupos. En el plazo de unos meses nos gustará poder compartir la validez y continuidad del compromiso adquirido por todos/as.

Los proyectos

Si las intenciones iniciales por parte de la organización eran lanzar 5 proyectos de los 6 propuestos… la realidad ha superado las expectativas, pues se han puesto en marcha 7 proyectos de gestión del conocimiento:

  • Cambio generacional. Nuevas propuestas para mitigar el impacto del cambio generacional.
  • Revista digital Enred@2.0. Continuación con la edición de 3 nuevos números.
  • Curación de contenidos. Benchmarking sobre la Gestión del Conocimiento a nivel mundial, europeo y nacional.
  • Identificación del conocimiento crítico. Realización de un mapa del conocimiento crítico de la organización: qué sabemos, qué es importante, dónde está…
  • Impulso de la cultura audiovisual. Realización de videotutoriales para la ciudadanía y para la mejora de la comunicación interna de la organización.
  • Biblioteca humana. Entrevistas audiovisuales a personas con un conocimiento significativo de la organización.
  • Pilotaje de proyectos de gestión del conocimiento. Realización de un decálogo y una guía abierta para el impulso de proyectos de gestión del conocimiento.

Iremos dando cuenta de los avances de estas ilusionantes iniciativas.

La comunidad: embajadores/as del conocimiento

Más allá de los logros que se puedan conseguir con los productos entregables de los proyectos en los próximos meses, son objetivos tanto o más importante del programa:

  • Experimentar una nueva forma de trabajo, adecuada para construir una administración innovadora.
  • Transmitir lo aprendido y experimentado (de ahí lo de embajadores/as).

Lo vivido en Baeza ha superado con creces lo esperado. Hay mucho talento, muchas ganas de mejorar lo público y mucho entusiasmo que, convenientemente canalizado, y facilitando el camino en lugar de echar balones fuera, representan para muchas personas (me incluyo el primero) la ilusión de construir entre todos/as una administración a la altura de los tiempos.

Continuará… 😉

El valor de la gestión del conocimiento

«Gestión del conocimiento, sí, pero, ¿para qué?». Esta frase se me quedó grabada cual mantra profesional en el otoño de 2016, cuando empezaba a atisbar un poco de qué iba esta disciplina. Dos años después, tras impulsar (con más intuición y pasión que con un Norte determinado) varios proyectos relacionados con la gestión del conocimiento, algún fracaso, varios éxitos, y sobre todo mucho aprendizaje en el camino, resulta que «voilá», una experiencia concreta ha ampliado mis miras sobremanera.

Me explico. El pasado 29 de enero llevamos a cabo de la mano de Javier Martínez Aldanondo (Catenaria) un taller en Sevilla con dos partes: una primera sobre el valor de la gestión del conocimiento, y una segunda destinada a comenzar a trabajar la identificación del conocimiento crítico. Esta segunda parte está relacionada con uno de los proyectos que se impulsan desde del programa Embajadores/as del conocimiento 2018-2019, que impulsamos en la Junta de Andalucía.

text on shelfLa actividad grupal relacionada con la cuantificación de la gestión del conocimiento, (sin dar muchos detalles para mantener la curiosidad de quien no haya hecho aún talleres similares) consistió en llevar a cabo una tarea compleja, realizada en paralelo por varios grupos. Primero de manera aislada, y progresivamente compartiendo el conocimiento acumulado, se producen varias iteraciones, de manera que, tras el análisis final, nos vemos sorprendidos con que los resultados de cada grupo alcanzan un desempeño incremental de hasta el 600% respecto al inicio, a lo largo del proceso.

La gestión del conocimiento aumenta realmente la productividad de una organización. Y lo habíamos experimentado en persona.

No contentos con este aprendizaje (aprehendizaje como apuntaría acertadamente Reyes Boralla), en la sesión de la tarde nos adentramos en el mundo de la definición de mapas de conocimiento crítico de la organización. Este aprendizaje, que de manera faseada realizaremos hasta el mes de junio, nos aporta, en el pistoletazo de salida otra gran clave: el conocimiento crítico hay que ligarlo a los objetivos de la organización.curso_IAAP

Y es que, frente a la tarea titánica (y desconcertante) de identificar/aislar/definir/consensuar todo el conocimiento de nuestra administración, para seleccionar cuál es el más crítico y estudiar qué hacer con él, se nos ha abierto esta nueva óptica. Y es que no hay nada como aprender de los profesionales en lugar de reinventar lo ya reinventado varias veces con anterioridad 😉

Ahora bien… ¿cuáles son los objetivos (reales) de nuestra organización? Éste es el reto a dilucidar en los próximos meses. Promete ser una experiencia apasionante.

Seguiré compartiendo los avances.

Hasta pronto.

7 recomendaciones para empezar a cambiar la administración en la que trabajas

Cada vez tenemos más presente la necesidad de transformar las administraciones públicas, de modernizarlas, de la transformación digital, de un cambio de modelo organizativo…

Son bastante las personas que han escrito muy buenos ensayos acerca del tema en blogs, artículos, estudios o libros. Leo a unos y a otras con entusiasmo, con renovado interés, para adquirir un marco teórico cada vez más rico.

Y a estas alturas de la película, me pregunto: ¿hay algo más aparte del marco teórico, de las buenas ideas, de las ganas?, ¿quién está moviendo ficha? Digamos que, de alguna forma, personas que somos eminentemente prácticas, andamos escasos de referentes tangibles.

Así que, echando mano de Laloux(1), con una mezcla de «Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña» y de «No preguntes qué puede hacer la administración por ti, sino qué puedes hacer tú por la administración», se me han ocurrido estas

7 RECOMENDACIONES PARA EMPEZAR A CAMBIAR
LA ADMINISTRACIÓN EN LA QUE TRABAJAS

  • Revisa y amplía continuamente tus competencias digitales. Aprende a hacer cosas nuevas, busca cómo hacer mejor tu trabajo diario, descubre herramientas y atrévete con cosas que nunca habías imaginado hacer hasta ahora (vídeos, gráficos, procesados automáticos, etc). Ninguna transformación digital que venga impuesta por el personal TIC o por el personal directivo, va a conseguir transformar realmente la forma de hacer nuestro trabajo, tanto como si somos nosotros mismos quienes forzamos ese cambio.
  • Dale alas a la autogestión. Si diriges un equipo, avanza en aumentar la participación real de las personas que lo componen en la toma de decisiones. También puedes introducir el proceso de asesoría(2) en tu equipo.
  • Trata de crear un entorno seguro de trabajo, donde las personas se vayan mostrando cada vez más como realmente son, sin las máscaras defensivas que nos ponemos para trabajar. Una buena vía es recuperar el poder del relato. Compartir historias es algo que hemos utilizado para crear comunidad desde que el mundo es mundo. Es algo que podemos ir introduciendo de manera reglada en la vida laboral de muchas maneras distintas.
  • Haz que tus reuniones sean productivas. Aporto algunas ideas en la entrada Reuniones productivas: el arte de conversar.
  • Comparte. La información es poder, pero sólo si se comparte. En esta sociedad hiperconectada donde la información está accesible a golpe de click, no tiene sentido reservarse el conocimiento. Al revés, cuanto más compartas, más capacidad de influencia tendrás. Compártelo todo: las buenas prácticas y los errores cometidos.
  • Huye de una actitud derrotista, no te dejes contagiar por un ambiente de trabajo instalado en la queja y en el pesar. Siempre hay una manera optimista de ver las cosas, con poco esfuerzo que hagas.
  • Atrévete a experimentar, a cambiar las formas de hacer las cosas, a proponer sin descanso nuevas vías. Al fin y al cabo, ¿qué es lo peor que te puede pasar?

Por supuesto, siempre existe la alternativa de esperar a que las cosas cambien solas, o echar la culpa de la falta de mejoras «a los de arriba». Esa decisión es cosa tuya.

Como verás, no estoy re-descubriendo la rueda, o el bálsamo de Fierabrás que cura todos los males de la administración pública. Es todo muy sencillo.

Tan sencillo, que muy poca gente se atreve a poner este tipo de cosas en marcha.

¿Te atreves tú? 😉


(1)Frederic Laloux, autor del libro «Reinventar las organizaciones», del que más adelante escribiré en este blog. Si quieres más información visita www.reinventingorganizations.com/es.

(2)El proceso de asesoría se basa en el principio de que cualquiera puede tomar cualquier decisión. Pero antes, esta persona debe buscar el consejo de personas expertas en la materia, así como de aquellas personas que resultarán afectados de manera significativa, que deberán vivir con la decisión. Se trata de un proceso muy potente, ya que cualquier persona que tenga una postura clara puede hacer algo al respecto. Asimismo, todas las decisiones son informadas por una suerte de inteligencia colectiva, puesto que se escucha a todo aquél que tenga algo importante que aportar.

Créditos: Imagen de portada extraída del libro «Reinventar las organizaciones».

Art of Hosting, prácticas participativas y AA.PP.

Ha llegado la hora de contar mi experiencia con el «Art of Hosting», como anticipaba en el post Reuniones productivas: el arte de conversar.

EL DESCUBRIMIENTO

Empecemos por el principio: en mayo de 2017 tuve la oportunidad de asistir como alumno a una formación denominada «Participatory Leadership» en Bruselas, junto con unas 40 personas trabajadoras de la Comisión Europea. Bajo este nombre (liderazgo participativo) me imaginaba de antemano algo parecido a otras experiencias de formación que ya había experimentado, centradas en trabajar competencias profesionales de liderazgo.

Sin embargo, durante los 3 días que estuvimos mi compañera Paz Sánchez y yo en dicha acción formativa, experimentamos algo muy diferente. De una manera muy natural, sencilla, casi sin estrés, practicamos diversas técnicas participativas (círculo, pieza del habla, World Café, Open Space, Appreciative Inquiries, etc) en las que vimos cómo varias decenas de personas colaboraban para construir objetivos comunes, o diseñar soluciones a problemas complejos.38_caordico

No creo ser capaz de describir la experiencia con palabras, porque se trata precisamente de eso, de una práctica. Se trata del Art of Hosting (podríamos traducirlo como el arte de anfitrionar). Hay que vivirlo, vivenciarlo, para entender la dimensión de lo que significa participar plenamente, extraer la inteligencia colectiva de un grupo humano, o qué es el espacio caórdico. Y practicar, y seguir practicando. Practicar y aprender practicando cómo mantener conversaciones realmente productivas.

Porque, «¿y si todos los problemas del mundo se debiesen a conversaciones que no han tenido lugar?»

TRASLADO AL SUR

De aquella experiencia vinimos convencidos de que había que tratar de trasladar esta forma de trabajar de manera colaborativa, adaptada a nuestro entorno, a una administración pública de una región del sur de Europa… casi nada.

Nos pusimos manos a la obra y tras casi 6 meses de intenso trabajo definiendo qué queríamos exactamente, de la mano de algunas de las personas con las que estuvimos en Bruselas (Linda Joy Mitchel), y con nuevos compañeros de viaje (Mª Claudia Herrera, Carolina Escobar, Rowan Simonsen y Zulma Patarroyo), conseguimos dar forma a nuestra particular versión del Art of Hosting.

Lo llamamos El Arte de la Innovación Colaborativa, y del 13 al 15 de marzo de 2018, 45 personas de la administración de la Junta de Andalucía tuvieron (tuvimos) la oportunidad de aprender a participar, a construir de manera colaborativa, a dar respuesta a preguntas y retos complejos… y todo ello practicando desde el primer momento. Todas las personas fueron animadas a quedarse tras la celebración de cada sesión para preparar, conjuntamente entre todas, las prácticas de los días siguientes. Nuestra versión también contó con aprendizajes sobre metodologías ágiles (SCRUM, Kanban), que le dio un sabor especial, alineado con el impulso de la innovación pública que hacemos desde el IAAP.20_espacioAbierto

Parece ser que ha sido la primera vez que se ha realizado este tipo de formación en una administración púbica en España, por lo que estamos bastante entusiasmados con lo de ser pioneros, la verdad. Ahora queremos contar lo vivido a todo el mundo :-D.

 

¿QUE PASÓ DESPUÉS?

Actualmente las personas que participamos en esta primera edición seguimos en contacto mediante círculos de coaching de 4-5 componentes, que periódicamente nos reunimos para comentar cómo van las prácticas personales, ayudarnos en proyectos individuales e incluso poner en marcha iniciativas conjuntas.

Muchas personas hemos adoptado prácticas sencillas como el kanban para el seguimiento de tareas, o la pieza del habla para moderar reuniones o videoconferencias. Algunos van (vamos) más allá y aplican técnicas de recopilación del conocimiento colectivo para construir programas y proyectos._MG_7647 daimafotoesencia

Es nuestra intención diseminar este conocimiento a lo largo y ancho de la Junta de Andalucía, y ya estamos en marcha diseñando las próximas ediciones. Pensamos que implica un cambio real a la hora de trabajar, orientado a construir una administración más adaptada a los retos y demandas actuales, aprovechando al máximo el activo realmente importante de la organización: las personas y su conocimiento.

REFERENCIAS

CRÉDITOS

  • Imagen de cabecera: Colleen Stevenson Graphics.
  • Resto de imágenes correspondientes al taller «El Arte de la Innovación Colaborativa», celebrado los días 13 al 15 de marzo de 2018 en el Instituto Andaluz de Administración Pública.

Reuniones productivas: el arte de conversar

Siempre he tenido como objetivo personal mejorar la comunicación, independientemente del lugar y del rango de mi puesto. Considero que la mayoría de los problemas cotidianos (relaciones laborales, sobrecostes en la ejecución de proyectos, enfrentamientos personales, etc) en gran parte se deben a una comunicación deficiente, malas interpretaciones, falta de empatía o, en casos extremos, falta total de comunicación (o de intención comunicativa).

Sin embargo, desde hace un tiempo trabajo para logar un objetivo concreto aún más acuciante: el de no perder el tiempo con conversaciones infructuosas. Me preocupan las reuniones poco productivas y estoy convencido de que es una realidad cambiable, bien desde una posición jerárquica más favorable para ello, bien por una personalidad que facilite dicho cambio.

Merced a una formación reciente en Art Of Hosting (de la que hablaré en un post posterior, para dejaros de momento con la intriga), a la experiencia propia vivenciada en innumerables reuniones y sobre todo a las ganas de compartir reflexiones, se me ha ocurrido exponer aquí lo que considero que pueden ser las claves para mantener una reunión altamente productiva.

Y alguna persona se podrá preguntar: ¿a estas alturas vamos a hablar de hacer reuniones productivas?. Si crees que el tema no es interesante, o que ya está todo dicho sobre él, obviamente éste no es tu artículo 😉

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